Desiderátum

El régimen dictatorial que sojuzga a los venezolanos, inicialmente con Hugo Chávez durante 15 años y ahora con Nicolás Maduro como presidente títere -controlado y apoyado por el régimen cubano, mentores y artífices de todas las barbaridades cometidas durante 18 años- lleva a cabo de modo contumaz la flagrante violación de la Constitución de Venezuela, de las leyes y de todo principio democrático.

Ahora bien, ¿qué va a cambiar a partir de las próximas “elecciones”?… ¡NADA! Respecto al régimen y a su plan nada cambiará, ellos siguen un itinerario y están dispuestos a llevarlo a cabo hasta sus últimas consecuencias, aún a costa de la vida de muchos venezolanos si es preciso, como ya lo han demostrado y lo seguirán haciendo.

Nada va a cambiar porque el régimen en Venezuela es una dictadura desde que Chávez tomó el poder, sólo era cuestión de tiempo para desvelar sus intenciones y desplegar el plan diseñado en Cuba. Maduro y sus secuaces simplemente siguen adelante con un objetivo trazado desde hace ya mucho tiempo, ellos se apoderaron del país y no van a permitir que sus legítimos dueños, el pueblo de Venezuela, se lo quite por las buenas.

Las mismas atrocidades que se vienen cometiendo hasta hoy, seguirán mañana. Los mismos crímenes de lesa humanidad, las mismas violaciones de derechos humanos, el mismo latrocinio, la misma corrupción, la misma violencia, el mismo descaro, en fin, todo seguirá igual y seguirá su curso para ir a peor, pero no se equivoquen, a peor por intensidad, no porque sean diferentes o algo que ya no hayan hecho.

Maduro pone en evidencia que no le importa o por lo menos no tomará en cuenta lo que piensen la mayoría de los venezolanos y menos aún la comunidad internacional, eso lo hizo también Chávez, en ello está bien instruido por el régimen cubano que es experto en la materia, no por casualidad llevan casi 60 años en el poder, luego de apropiarse de Cuba estafando al pueblo y al mundo con la supuesta «revolución», que al final demostró ser la apropiación de un país por Fidel Castro quien tan dueño de la isla se sintió como para dejarla en herencia a su hermano Raúl Castro.

Con la espuria «Asamblea Nacional Constituyente» (ANC), Maduro pretende dar un barniz de «legalidad» a un documento írrito, por la forma como será aprobado, y que una vez aprobado –lo cierto es que será impuesta desde Cuba- será mal llamado «Constitución de Venezuela», que también será espuria por carecer de legitimidad de origen y porque seguramente ya está escrita y lista para ser aplicada antes de su análisis, depuración y aprobación.

Si nos remitimos a la definición, según la RAE, Constitución, entre otras cosas significa: Ley fundamental de un Estado, con rango superior al resto de las leyes, que define el régimen de los derechos y libertades de los ciudadanos y delimita los poderes e instituciones de la organización política.

Saquen ustedes sus conclusiones, cuáles serán en adelante los «derechos y libertades» de los venezolanos y sobre todo cuáles serán los «límites» del régimen.

Esta nueva «Constitución», que será aprobada de modo expedito, no es más que el «contrato de cesión» por el cual una minoría, actuando ilegítimamente en nombre de todos los venezolanos, hace entrega «formal» del país a una mafia ya en el poder, para dejar por sentado y «legalmente» constituida la apropiación de Venezuela, para beneficio y usufructo eterno por parte de dicha mafia, en detrimento de la mayoría que conforma la población del país y que son sus legítimos dueños.

La mafia en el poder que conforma el régimen dictatorial de Venezuela, impuso una ANC como “suprapoder”, controlado y dirigido por la cúpula del régimen, para gobernar por encima de la Constitución y de todo otro poder, especialmente aquel con legitimidad de origen como lo es la Asamblea Nacional electa en diciembre del 2016 para el período 2016-2021, no cabe duda que aparte de ejercer el poder sin restricciones legales, el objetivo final de esta ANC es aprobar de modo perentorio una «Constitución», elaborada a espaldas del pueblo, que hace a dicha mafia dueños del país a perpetuidad y que esclaviza a los venezolanos.

Si bien es cierto que Venezuela hace tiempo dejó de ser una república y dejó de ser una democracia, la aprobación de una nueva «Constitución», será un punto de inflexión crucial para el futuro de los venezolanos, a partir de ese momento será cada vez más difícil expulsar del poder a la mafia cívico-militar que controla al país, y lo que podría empeorar aún más la situación, la comunidad internacional se irá acostumbrando a tratar con la mafia en el poder como los representantes legítimos de Venezuela, como ocurrió con Cuba, país cuyo dictador heredero es tratado internacionalmente como un Jefe de Estado.

Si Venezuela ha pasado tiempos difíciles, los que vienen lo serán aún más, hay que seguir dando la pelea contra el régimen, con todos los medios al alcance, en todas partes y sobre todo retomar la calle que es donde más les afecta, hay que seguir apelando a la comunidad internacional y hay que entender y asumir de una vez por todas que el país está perdido, que no hay un gobierno con legitimidad de origen, y que Venezuela está sometida por una mafia cívico-militar dirigida y controlada por invasores cubanos.

El momento es ahora o nunca, a toda costa, en todos los escenarios, sin pausa y sin descanso, la lucha es por recuperar a Venezuela, la democracia, la independencia de las instituciones, el Estado de Derecho, la libertad y la dignidad del pueblo venezolano.

Raúl Núñez
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